Aun así, tuve tiempo de formar parte del Equipo de Trasplantes y Donaciones de dicho centro, en donde disfrute de momentos buenos (y no tan buenos) de los cuales tengo un grato recuerdo. Cierto es que disfrutaba con todo aquello, me gustaba y tenia ocasión de de ver y aprender cosas a las que no todos tienen acceso: trasplantes pulmonares y hepáticos, extracciones de tejidos como huesos, piel, corneas, etc.… y especialmente, el trato con las personas cuando más necesitadas estaban de ayuda.
Sin embargo, tras obtener mi plaza como funcionario del ICS (Institut Catalá de la Salut), decidí replantearme si valía la pena continuar con el ritmo que llevaba o mejorar mi calidad de vida. Todo el mundo empezó a asesorarme de lo que debía hacer o dejar de hacer, y curiosamente, todos coincidían en lo mismo: abandonar el hospital y pasar a mejor vida en un ambulatorio.
Al final, mi decisión (dificil de tomar) fue la que todos esperaban. Decidí dejar el hospital y marcharme al CAP que tengo al lado de mi casa. Me despedí de mis compañeros que conocía de antaño, de los equipos a los que pertenecía, y del trato diario con las personas, que me hacían sentir bien cada vez que me agradecían que les ayudara en cualquiera que fueran sus necesidades… en definitiva, me fui a una “casa nueva” en donde no sabía apenas lo que iba a encontrarme….
No me arrepiento de dicho cambio, ya que he conocido gente especial, gente que mantiene los mismos valores de los que hablo, gente que ha escogido una profesión en su vida para poder dedicarse a los demás, gente que se preocupa por las necesidades del enfermo, del desvalido, de aquellos que sufren inexorablemente el fin al que estamos predestinados, gente que piensa en sí mismos… pero también en los demás.
Alimentaos todo lo que podáis de esa palabra, porque si llegáis a entenderla, no solo como un gesto educado, si no como un grito al cielo de alguien que ha encontrado la manera más sencilla y humilde de deciros que os necesita, os sentireis mucho mejor. Una palabra que tiene el poder de valer más que cualquier trabajo ampliamente remunerado, que tiene la capacidad de haceros sentir bien con vosotros mismos, de saber que nos necesitamos los unos a los otros… porque cuando lleguemos al final, que será de nosotros si no estáis vosotros.
Hace ya casi 3 años, que cambie de centro de trabajo…Estoy en un EAP (Equipo de Atencion Primaria). Hago funciones de Administrativo. Trabajo 7 horas por la mañana sentado en una silla. Mi espalda ya no me duele. Libro los fines de semana y días festivos. Tardo 2 minutos en ir de mi casa al trabajo…y echo de menos el Hospital.
Echo de menos aquellos días de más de 24 horas de trabajo, aquellos fines de semana con los compañeros compartiendo las resacas del día anterior en las meriendas, la solidaridad y el compañerismo entre todos nosotros, las carreras cuando teníamos una urgencia,el "hoy por ti y mañana por mi", los pacientes que mientras les atendías compartían sus ilusiones y temores como si fuéramos parte de ellos, aquellos momentos en los que te pedían la mano para llorar o reír, o simplemente para darte las gracias, la satisfacción de saber que salías media hora más tarde de tu horario porque habías estado atendiendo a alguien… en definitiva, el saber que cada día que te acostabas habías ayudado a una persona.
4 comentarios:
Jaja. Veo que ya te has puesto música. No era difícil, aunque a mí todo esto me cuesta un montón...
Tu ya eres un experto, creo que te tendre que pedirte muchos consejos y trucos para gestionar el Blog...
un saludo
Tienes toda la razón niño!
Al igual que tú cambie a administrativa para bien de mi cuerpecito y la verdad he notado otra calidad,sobretodo el tener los fines de semana libres !para mí un lujazo!
Es muy gratificante trabajar en un centro sanitario,a mi me ha hecho cambiar tanto mis valores...
lo que realmente vale la pena y lo que antaño realmente eran cosas graves ,hoy se han convertido en tonterías,gracias a que he podido trabajar en una campo que me ha hecho más grande como persona y me ha dado la posibilidad de conocer la verdadera realidad de las cosas.
un besazo!
¿Y para cuando una continuación? Estás desaparecido. Un abrazo
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