jueves, 5 de julio de 2012

Porque yo, tengo una banda...

Hace unos días, en el bario de Sarria-Sant Gervasi de Barcelona, dos menores sudamericanos mataron a patadas y puñetazos a otro menor a plena luz del día. Parece ser, que los motivos de tal hecho, fueron por desobedecer las órdenes de la banda a la que pertenecía y el intento de cambiarse de bando. Obligaron al muchacho a realizar ejercicios físicos – abdominales, flexiones... – mientras le golpeaban brutalmente hasta reventarlo por dentro y fallecer por la brutal paliza. Lo más sorprendente de todo esto, es que ni el amigo y su novia que le acompañaban, ni la gente que estuvo viendo la continua agresión – se alargo durante 30 minutos – hicieran nada, ni tan solo llamar a la policía.


Desde la masiva llegada de inmigrantes sudamericanos a España, la afluencia de estas bandas ha aumentado considerablemente, destacando dos de ellas por encima de todas: Latin Kings y Ñetas. Llegadas de Ecuador y Puerto Rico, respectivamente, -aunque sus miembros son de diferentes países latinoamericanos - han establecido aquí su modus operandi. Se caracterizan por llevar en sus vestimentas los colores de su banda y dedican su tiempo a cualquier actividad delictiva o ilegal. Mientras los Latin Kings, se crearon en el año 1940, como asociación en EEUU, con la intención de mejorar la situación de los inmigrantes en ese país, los Ñetas aparecen en el año1979, como una agrupación de presos con la intención de protegerse mutuamente. Ambas rivalizan por territorios y se odian a muerte, hasta el extremo de tener en sus haberes cifras altas de asesinatos.

Desgraciadamente, lo que me abruma de la noticia, no es la muerte de una persona – me avergüenzo de haberme insensibilizado por la constante de este tipo de sucesos – si no, la edad de las personas implicadas. Empieza a ser preocupante, que unos años atrás hayan aumentado las noticias de menores implicados en asesinatos. Cierto es, que un gran número de estos, son realizados por inmigrantes pertenecientes a estas bandas que, dirigidas por adultos, les inculcan comportamientos salvajes como los explicados al inicio del articulo. Evidentemente, muchos son los factores causantes de que un niño de 14 o 16 años actué así, pero no por eso debemos excluirlos de su culpabilidad. Estoy cansado, de que las medidas que se toman ante estos hechos – o similares – por el poder judicial sean de una incredulidad absoluta. Parece, que por ser menor, el código penal deba de ser más benevolente en comparación a un adulto. Desde mi punto de vista – y consciente de crear conflicto – un asesinato es exactamente igual si lo hace un menor que un adulto. El delito es el mismo, y para personas como esta – por llamarles de alguna manera - demostrado está, que en todo momento saben lo que se hacen. La sociedad ha cambiado mucho desde que se hizo el código penal, y ahora un menor de edad sabe en todo momento lo que está mal y lo que no....

Hace falta una reforma inminente del código penal, para evitar que estos pequeños asesinos en potencia, campen libremente tras unos años de reclusión interna en un reformatorio. Señorías, señores políticos, ya quisiera yo que se preocuparan tanto por los menores asesinados como cuando lo hacen por el aborto!!!

Otro de los aspectos que también me consterna de esta noticia, es que nadie decidió intervenir en la agresión letal. Nadie a las 13:00 del mediodía, se dignó a parar tal acto ni tan solo avisar a la policía. Es evidente, que desde hace tiempo, la gente ha perdido uno de los valores más importantes de la especie humana, el deber del auxilio o socorro. Un deber, que no está tipificado como tal para los ciudadanos, pero si penado su omisión por el código penal. Este, en su artículo 195 del Libro II dice lo siguiente:

1 - El que no socorriere a una persona que se halle desamparada y en peligro manifiesto y grave, cuando pudiere hacerlo sin riesgo propio ni de terceros, será castigado con la pena de multa de tres a doce meses.”

2 - En las mismas penas incurrirá el que, impedido de prestar socorro, no demande con urgencia auxilio ajeno”

3 - Si la víctima lo fuere por accidente ocasionado fortuitamente por el que omitió el auxilio, la pena será de prisión de seis meses a 18 meses, y si el accidente se debiere a imprudencia, la de prisión de seis meses a cuatro años.

Si os fijáis, deja bien claro, la condición para la que el ciudadano queda exento de esta obligación del deber de socorro “cuando pudiere hacerlo sin riesgo propio ni de terceros“. Bastante curioso, tratándose en casos donde se producen agresiones, violaciones u otros actos similares, en donde el riego del ciudadano siempre corre peligro. Entendamos pues, que en el caso de que un ciudadano se encontrara observando una situación anteriormente citada, la única obligación de este – punto 2 del artículo - seria avisar a las fuerzas del orden para que ellos intervengan, a riesgo de ser condenado de no hacerlo....paradojas del código penal!!!

Es triste, que hoy en día, pocas son las personas que ante situaciones así, muestren - más que su valor – su condición mas humana hasta el punto de arriesgar sus propias vidas por salvar la de otros. ¿En qué sociedad nos hemos convertido al volvernos temerosos y egoístas por no defender lo que es justo o injusto, o mejor dicho, lo que es humano de lo inhumano?

Dicen que faltan héroes, yo creo que sobran, lo único que falta, es que despertemos del largo letargo en el que nuestra sociedad se ha sumido por su condición más vulnerable, el temor a perder lo que alguien nos regalo –sin pensar en sus riesgos -........ la vida.


2 comentarios:

Unknown dijo...

El que realment escandalitza de les nostres administracions és la hipocresia i el bonisme amb que enfronten el fenòmen de la inmigració. Aboquen un munt de recursos públics (sanitat, ensenyament, habitatge) a unes persones que no tenen cap voluntat d'integrar-se a la societat que els acull. Ja sabem, afortunadament, que no tots els inmigrants són iguals i que no es pot criminalitzar genericament a cap col.lectiu. Però hom troba a faltar una legislació més estricte a l'hora de defensar els valors, fonaments i trets culturals de la nostra tendre democràcia davant uns salvatges que només volen minar la nostra convivència social. Cap consideració, ajut ni prestació a qui no respecti les nostres normes de convivència i es limita a viure del sistema sense aportar cap treball positiu pel país d'acollida. I ara, els hipòcrites i fariseus ja podran amagar el cap sota l'ala i acusar-me de xenofòb, oi??
DAVID FLOREJACHS

Sanitat I-CSC dijo...

Comparteixo totalment les teves paraules. Obrim les portes per tots aquells que volen venir a casa nostre i conviure amb nosaltres. Els hi donem facilitats d’integració, educació i serveis, tan sols els hi demanen que tinguin un mínim de comportament ètic. Si no ho fan, el mínim que hauríem de fer, es actuar amb contundència.
Brother, crec que ja ens hem guanyat l’etiqueta de xenòfobs!!