martes, 14 de agosto de 2012

Liberar mi teléfono

Después de las medidas que ha adoptado el gobierno de España para hacer frente a las exigencias de la cúpula europea, donde los odiados funcionarios, hemos vuelto a salir esquilados, una vez más, al perder la paga extra de Navidad – sin olvidar que ya perdimos la mitad de la de Junio - decidí hace una semana, darme de baja de la empresa de telefonía con la que estaba – Vodafone – y contratar los servicios de una nueva operadora con unos precios más asequibles.

La verdad es que el trámite en un principio, parecía fácil y barato – si, Vodafone son los únicos que cobran por liberar terminales – y teniendo las condiciones que me exigían – sin permanencia y facturas al día - empecé con la solicitud. En la primera llamada, me atendió una chica sudamericana muy amablemente, dándome el nº de solicitud por si había algún problema a la hora de reclamar – eso me extraño – y me informó que en un plazo de 2 o 3 días contactarían conmigo. Al día siguiente, solicite la portabilidad - cambio de operador manteniendo el número - con mi nueva operadora, Simyo, con la posibilidad de realizarla de forma exprés. La CMT ha aprobado una serie de procedimientos para que los clientes de las compañías de telefonía móvil dispongan de la portabilidad en un solo día laborable, frente a los cuatro días que hasta ahora se tardan en completar este trámite. Ese mismo día, Vodafone se pone en contacto conmigo, por dos veces, para intentar evitar que abandone su barco y seguir engordando sus arcas. De manera amable y algo insistentes, me ofrecen el oro y el moro, pero no acepto tras explicarles mi intención firme de marcharme. Al tercer día de mi tramite, me llaman informándome que ya puedo conectar mi terminal – iPhone 4 - a iTunes y actualizar el software. En ningún momento me indican que debo realizarlo con la nueva tarjeta SIM de mi nueva operadora, así que yo lo hago con la SIM de Vodafone, sin saber que mi terminal no se liberaría.

Cuando me llega la SIM de Simyo y la pongo en mi smartphone, el mensaje es
evidente , “sin servicio” y “error de SIM”. Ahí es cuando empieza mi verdadero calvario. Tras llamar a Simyo indicándoles que la SIM me da ese error, pensando que estaría defectuosa, ellos me verifican que el terminal no está liberado y que contacte con Vodafone. Durante una semana, me dedico a llamar al servicio de atención al cliente para tratar de solucionar el problema. En todo momento, me dan largas diciendo que ellos ya lo han liberado y que me ponga en contacto con el servicio técnico de Apple, los cuales tras llamarlos, me informan que ellos no realizan ese servicio, si no que es la operadora quien debe introducir unos códigos para desbloquearlo y dejarlo liberado. Día a día, insisto llamándoles, ya que llevo más de una semana sin teléfono, y ellos siguen manteniendo que ya está realizada la liberación. Incluso cuando solicito hablar con el supervisor, me niegan el poder hacerlo. Poco a poco, investigando por la red, me entero de que soy uno más, de los tantos afectados por el mismo problema. Se habla de represalias de la compañía por abandonar sus servicios, saltándose la normativa y alargando un proceso - que tan solo debería tardar entre 24 y 72 horas - por despecho.

Finalmente, cuando ya estaba desesperado y a punto de utilizar los servicios de liberación por IMEI que anuncian en la red – al desorbitado precio de 100€ o más - por la red social Facebook, encuentro una persona que se identifica como Alberto Fbv,al cual le envío un mensaje informándole de mi situación. Es curioso cómo, casi siempre, cuando tratas con personas de forma directamente, sin intermediarios de un Call Center donde hallas personas – habitualmente sudamericanas – que tras 12 horas de atención están mas quemados que tu, de aguantar impertinencias de los clientes, las cosas cogen su rumbo en su justa medida. Dicho Alberto Fbv, me derivo a Lucia Fbv, quien muy amablemente se encargo de gestionar el tema, y en menos de 36 horas, el problema estaba resuelto.

Al final uno acaba pensando – erróneamente – que cuando te atienden personas nativas de su país, las cosas parecen funcionar mejor y con más sentido de la responsabilidad -y así lo parece-. Lo cierto, es que uno de los operadores sudamericanos que me atendió, me acuso literalmente de ser culpa mía por hacer las cosas mal, otra se comprometió a llamarme en 30 minutos para informarme personalmente del estado de mi petición y aun sigo esperando, otra más me colgó el teléfono por no saber que decirme ante mis preguntas.... y siempre dirigiéndome a ellos de manera 
respetuosa. Señores de Vodafone – y a los demás también - la situación en este país está muy mal, 
contraten gente de aquí, que por un lado la imagen del servicio de atención al cliente mejorará, y por el otro, ayudaran a remontar la crisis por la que estamos pasando.

Tan solo me queda felicitar públicamente a Alberto Fbv y Lucia Fbv por la eficacia y rapidez a la hora de solucionar el problema, ya que sin su ayuda, probablemente, aun estaría hablando con el Call Center latinoamericano. Afortunadamente para las empresas, siempre hay gente como ellos, que antepone la dignidad y los derechos de los clientes, a las políticas de acoso y derribo por parte de estas empresas.

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